30/04/2020
Luis López de Mesa
Nació en el frío y lechero municipio antioqueño de Donmatías el 12 de octubre de 1884 y murió en la ya informal y medio urbe ciudad de Medellín el 18 de octubre de 1967. Es decir, hace más de cincuenta años. Estudió medicina en la Universidad Nacional de Bogotá y se especializó en psiquiatría en la Universidad de Harvard en Estados Unidos.
En 1934 fue ministro de Educación en el gobierno de Alfonso López Pumarejo y durante su ministerio se instauró en Colombia la Biblioteca aldeana, libros en todas las bibliotecas del país, hasta en el último rincón. «Una modernización de las estructuras sociales del Estado, buscando la manera de llevar la cultura escrita a todo el país a través de lo que denominó ‘Campaña de Cultura Aldeana y Rural’. Este programa consideraba que ‘acercando a la población rural del país a conocimientos propios de la cultura occidental, se elevaría el nivel cultural de la población’», diría luego quien también fuera ministro de Educación, Juan Jacobo Muñoz. Para aquel entonces Daniel Samper Ortega era el director de la Biblioteca Nacional y lo fue de la Biblioteca aldeana.
En 1938 el profesor Luis López de Mesa fue ministro de Relaciones Exteriores en la presidencia de Eduardo Santos Montejo.
Más que doctor, que es como hoy en Colombia se les dicen, inmerecidamente, a casi todos los jefes y políticos en un acto de evidente sumisión y fatuidad, a López de Mesa se le dijo siempre profesor, para su gusto y su gran comodidad. Fue profesor en las escuelas nacionales de Medicina, de Jurisprudencia y de Bellas Artes, y perteneció a las Academias de la Lengua, de la Historia, de Bellas Artes, de Medicina, de Ciencias Exactas y de un buen número de academias extranjeras. Y trajinó con denuedo el mundo político colombiano desde temprana edad —fue concejal, diputado y representante a la Cámara antes de entrar de lleno a la alta política y a los viajes internacionales—.
También fue autor de más de quince libros, unos literarios, otros de sociología, otros de viajes, otros sobre idiosincrasia y virtudes, otros sobre autores que admiraba.
Al morir a los 83 años, López de Mesa deja dicho en su testamento, realizado el 7 de abril de 1964, entre otras cosas, que “Instituyo heredera universal de todos mis bienes a la Universidad de Antioquia, para que con sus rentas y por su consejo directivo, en común acuerdo técnico con el Director de su Biblioteca General, funde en esta una sección especial denominada Sala de Estudios, la cual se compondrá de libros bien seleccionados ".