03/07/2025
OFENSIVA FINAL CONTRA LA CUADRILLA DE LOS NIÑOS DE ÉCIJA
Promulgada la sentencia, se comienzan a adoptar las más enérgicas disposiciones que desembocarán en la extinción de la cuadrilla. El brigadier coronel del Regimiento de Cazadores nº2 de Numancia, con sede en Carmona, Nicolás Chacón, dicta el 3 de julio de 1817 la “Instrucción a lo que deben practicar los Comandantes de las Partidas destinadas a la Persecución de Ladrones”. Consta de quince artículos, y aunque lleva por título la referencia genérica de “ladrones”, se está refiriendo en exclusiva a la partida de los “Niños de Écija”, ya que en su artículo 2º se expresa lo siguiente:
“Siendo el principal objeto perseguir y exterminar a todo malhechor, singularmente a la cuadrilla que se conoce como de los Niños de Écija, no omitirá el oficial diligencia alguna que se dirija a lograr su captura o muerte,en caso de que hicieran resistencia, o intentasen fugarse,en el concepto de que semejante clase de hombres son indignos y perjudiciales a la sociedad”.
Chacón afronta el problema como una acción de guerra, en expresión de Navarro Dominguez. Sus disposiciones destinadas a los comandantes de las distintas partidas se mostraron muy acertadas, ya que solo veinte días después tuvo lugar la acción de Santaella. Tras prevenir a los jefes de partidas sobre determinadas actuaciones, que iban desde encontrarse con los ladrones en despoblado, persecución de los ladrones(cuidando no fatigar a los caballos) con la mayor unión y orden “en iguales términos que si fuese a atacar a los enemigos, y forma en que deben reconocerse los cortijos,manifiesta en su artículo 10 que:
“llevará cada oficial un ejemplar de la sentencia promulgada contra la cuadrilla de los Niños de Écija por la Sala del Crimén de la Real Audiencia Territorial, enterando de ella a todos los moradores del campo en las casas o cortijos donde hagan alto, advirtiéndoles de la obligación que tienen de dar noticia del paradero de estos malvados y la grave pena que sufrirán irremisiblemente si los ocultan o les dan el menor auxilio”.
El mismo día 3 de julio de 1817 (justo hace 208 años de esta publicación), el Corregidor de Carmona, José María Tirado, recibe un oficio Capitanía General en donde se hacen constar las órdenes sobre “la persecución de la cuadrilla de ladrones conocida por los Niños de Écija y a que pongan en práctica por las Justicias del territorio, cuantos medios estén a su alcance para conseguir su captura. Un día después, Tirado ofrece a Chacón una gratificación o sobresueldo por destinar partidas de su regimiento “a salir en persecución de la cuadrilla de malhechores conocida por los Niños de Écija”. El coronel rechazó de inmediato la donación en base a que se trataba de realizar un servicio al Rey.
En Aguilar se hace presente un oficio de la Intendencia de Córdoba en donde se expone que:
“Hallándome con repetidas órdenes del Excmo. Sr. Capitán General del Reino de Granada, siendo la última de 4 del corriente, en que me estrecha a que los pueblos de esta provincia paguen la contribución de escopeteros voluntarios de Andalucía, por no tener con qué socorrer las partidas que se emplean en la persecución de los Niños de Écija y otros malhechores. Y para ello se hace indispensable se reúna a fin del presente mes a lo menos cuarenta mil reales para poder dar un socorro a los individuos de dicho cuerpo, y que si no se realiza, me valga del apremio”.
El total adeudado por estos conceptos ascendía a 6.433 reales, retrotrayéndose la deuda a 1.813, con lo cual se pone de relieve que el problema de los malhechores venía de antiguo.
Nota: Información extraida del libro “Los Niños de Écija”, de D. Carlos Olavarrieta Jurado y José A. Rodríguez Martín.