15/08/2025
La ruta del vino de Castilla-La Mancha por un pueblo donde cambió la historia
Estar a medio camino entre Madrid y Alicante no parece razón suficiente para parar en Almansa, ?capital? del sureste de Albacete, la provincia más (injustamente) ignorada por la mayoría de los viajeros. Su carta de presentación es, lógicamente, su impresionante castillo medieval, pero también los excelentes vinos que producen las once bodegas que forman parte de la D.O. Almansa, un altiplano en el que se trabajan 9.000 hectáreas, principalmente de las variedades garnacha tintorera y monastrell localizadas en ocho municipios. Para dar a conocer tanto sus vinos como los atractivos patrimoniales y naturales de la zona, se ha creado recientemente la Ruta del Vino de Almansa, una de las 37 que integran la marca Rutas del Vino de España.
La silueta hipnótica de un castillo
Fundada en un punto estratégico, justo en la puerta de entrada a la meseta desde el Mediterráneo, Almansa ha contado desde hace siglos con una fortaleza desde las que se vigilaba el paso hacia el centro peninsular. A ese objeto responde el Castillo de Almansa, que aunque sus cimientos de tapial son de origen almohade, el resto de sus muros fueron levantados entre los siglos XIII y XV por los descendientes de Don Juan Manuel, noble escritor castellano (autor de El Conde Lucanor) al que el rey de Castilla concedió la gestión de estos territorios recién conquistados.
Los 73 metros de altura de la torre del homenaje y su ubicación en lo más alto del rocoso cerro del Águila configuran una estampa de película la mires desde donde la mires. Todas las fases de restauración llevadas a cabo desde que en 1921 el gobierno lo salvó de la piqueta declarándolo Patrimonio Histórico-Artístico, nos permiten ascender hasta lo más alto de la torre en cuyo interior está la ?joya de la corona?, una escalera gótica tallada en la roca que ha permanecido oculta durante siglos por orden de los Reyes Católicos, interesados en borrar todo rastro del promotor y señor del castillo, el Marqués de Villena, descendiente de Don Juan Manuel.
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La batalla que cambió la historia
Las vistas desde lo alto de la torre del homenaje son espectaculares, pero tampoco están nada mal las que encontramos desde las calles del pueblo, especialmente desde la Plaza de Santa María, donde también es posible visitar la Casa Grande o Palacio de los Condesde Giralt, actual sede del ayuntamiento. Otra vista increíble es la que hay desde la explanada ubicada al norte del castillo.
Es precisamente en este lugar donde tiene lugar cada mes de abril la recreación de la Batalla de Almansa, un evento histórico que cambió el rumbo de la historia de España y Europa en el siglo XVIII y que hoy, poco más de tres siglos después, muy poca gente conoce. En plena Guerra de Secesión, el 25 de abril de 1707 se enfrentaron en este lugar los ejércitos de las Dos Coronas (España y Francia) con los de la Gran Alianza (Inglaterra, Austria y Países Bajos) para dilucidar la dinastía que ocuparía el trono de España tras la muerte sin descendientes de Carlos II. La batalla fue la gota que colmó el vaso a favor de la causa borbónica en la guerra que duró 14 años. La consolidación de la Casa de Borbón en España vino solo tras la firma del tratado de Utrech, inicio de la supremacía británica en el mundo en detrimento del resto de potencias, incluyendo la cesión hasta hoy al Reino Unido de Gibraltar.
La recreación de la batalla tiene lugar el fin de semana más próximo al 25 de abril (el año que viene será del jueves 23 al domingo 26). Se estima que más de 10.000 personas entre visitantes y figurantes ataviados con trajes de época disfrutan de las representaciones del histórico evento en el ?campo de batalla?; mientras en el resto del pueblo tienen lugar mercados barrocos, conciertos y todo tipo de actos festivos, siempre con la imponente silueta del castillo como telón de fondo.
Para profundizar más en este tema, no hay que perderse la visita al Centro de Interpretación del choque bélico, donde se exhiben objetos encontrados en el campo de batalla y se puede admirar una réplica del cuadro pintado por Bonaventura Ligli en el que se reflejan detalles precisos de lo que aconteció en 1707.
Un poco de buen vino
Después de tanta historia, es el momento de conocer la bodega donde se cocinó el origen de la D.O. Almansa. Se trata de la Bodega Piqueras, de cuyas instalaciones ubicadas en Almansa sale el 80% de la producción total de la denominación. Javier Bonete, encargado de las visitas, representa a la cuarta generación de bodegueros de una familia cuya carrera en este mundo empezó gracias a un billete de lotería premiado. Para conservar el emporio levantado a partir de un hecho fortuito, la Bodega Piqueras actual se caracteriza por su innovación, tanto en la elaboración de vino como en su apuesta por la creación de un centro de enoturismo con hotel y espacios para eventos.
Muy cerca del Pantano de Almansa, espacio de ocio veraniego con senderos interpretados, observatorios de fauna y centro de actividades acuáticas, se encuentra MataMangos Bodega. Esta finca del siglo XVIII fue levantada por un indiano que se casó con una rica heredera cubana, quien exigió disponer de una vivienda de su nivel para retornar a España con su marido. Los viñedos de las variedades locales rodean la mansión en cuyas caballerizas tiene lugar la cata de sus excelentes vinos incluidos en la visita que corre a cargo de su propietario, Cristóbal Gramaje, un farmacéutico retirado que lleva toda la vida dedicada a la viña y el vino.
¿Una vieja o un chamán?
A poco más de 20 km al noreste de Almansa se ubica uno de los lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata de la Cueva de la Vieja, joya del arte rupestre pintada hace más de 6.000 años con óxido de hierro mezclado con huevo y pelos de animales a modo de pincel por cazadores-recolectores. En el muro pintado se distinguen con claridad más de 200 figuras (hombres, mujeres, ciervos, toros, caballos, cabras y perros). De todas destaca por su expresividad y tamaño la figura de la anciana que da nombre a esta cueva descubierta en 1910, aunque los expertos se inclinan más por interpretar la figura como un chamán en torno al cual giran el resto de figuras.
Para ver todo esto de cerca hay que apuntarse a las visitas guiadas que salen desde la Oficina de Turismo de Alpera, municipio donde se recomienda visitar el parque de La Mejorada, pequeño bosque de pino carrasco y encinas en el que se celebran ferias y romerías populares; y el Pocico de la Nieve, un iglú de piedra seca construido para guardar hasta 1.700 m3 de hielo, lo que le convierte en uno de los neveros más grandes de España.
Desde el Pocico de las Nieves se puede otear la fantástica vega de Alpera, tierra propicia para las vides de donde salen uvas con las que Carlos Arnedo, enólogo de la bodega Cooperativa Santa Cruz de Alpera, elabora vinos especiales, algunos de ellos ecológicos. Entre sus propuestas más atrevidas está un 100% sauvignon blanc de vendimia nocturna que cada noche es mecido para lograr un vino sedoso, fresco y aromático; o su Tinto Gold Rupestre, hecho con la uva de cepas viejas de garnacha tintorera sobremadurada y criada en barricas de roble americano.
Una oveja andalusí y vinos parcelarios
Este viaje enológico tiene su fin en Higueruela, a otros 20 km más al este. Allí, concretamente en el paraje La Graja, los arqueólogos han encontrado una alquería islámica, hogar de una pequeña comunidad rural andalusí dedicada a la agricultura de secano y al cuidado de una cabaña ovina. Según Pablo Jutglá, guía del complejo arqueológico, lo más probable es que la lana de las ovejas estuviera destinada a la prestigiosa industria manufacturera de alfombras que había en el Albacete andalusí.
Testigo mudo de todo lo que acontecía en esta alquería es Lucera, la oveja de seis años que fue sacrificada y enterrada con todos los honores en un pueblo que disponía de su propia mezquita (orientada al Damasco de los Omeyas, no a la Meca) y calles de siete codos de ancho (espacio necesario para que se cruzaran dos camellos), tal y como se recomendaba en el islam allá por el siglo XII.
La bodega a visitar en Higueruela es Cano, empresa familiar con 160 años de historia especializada en vinos de elaboración artesanal en tinajas de barro tradicionales. Adolfo Cano, cara visible de la bodega y presidente de la D.O. Almansa ha apostado por ?parcelarios?, vinos de autor, con sello ecológico y comercializados en edición limitada. En esta categoría entran dos de sus blancos y dos tintos 100% garnacha tintorera. La visita se complementa con la Vinoteca de Sinforiano, la bodega del abuelo ubicada en el núcleo urbano de Higueruela, que acaba de ser reconvertida en un bar de vinos de diseño donde catar lo mejor de Bodegas Cano armonizado con una carta de buenas raciones.
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Este rincón de Albacete y su comarca demuestran que sus vinos y su patrimonio histórico y natural merecen una visita en profundidad