
17/08/2025
Hace unas horas, en Santa María Amajac, tomamos unas fotografías de las campanas que se albergan en el campanario de la capilla nueva. La capilla original, fundada en el siglo XVI por los agustinos, colapsó hace años debido a una falla geográfica.
Pero estas no son solo campanas. Son testigos silenciosos del devenir histórico de nuestra comunidad. Han convocado al pueblo para celebrar, para despedir a los que se van, para pedir ayuda en tiempos difíciles.
Algunas de las que se resguardan aquí son de las más antiguas de Atotonilco, ambas fechadas hacia finales del siglo XIX y consagradas a la Virgen de Guadalupe y a la Virgen de la Candelaria.
Son parte de nuestro patrimonio, de nuestra identidad sonora y espiritual. Y por eso, es nuestra responsabilidad cuidarlas y preservarlas para las generaciones que vienen. Que su voz siga resonando, no solo en el aire, sino en la memoria de nuestro pueblo.