
15/06/2025
Al imponer el catolicismo (año 1000) el rey Esteban prohibió las prácticas anteriores y los objetos que las representaban. Entre ellos una especie de escritura rúnica y un sistema de codificación. Los pastores tallaban runas en sus largos bastones de madera para llevar la cuenta de sus rebaños. Las aldeas y regiones utilizaban un sistema similar de símbolos en las lápidas para indicar la identidad de los difuntos. Una flor, una hoja o un símbolo podían denotar el s**o del mu**to, su edad, su estado civil, etc. Un sencillo cuchillo de tallar era la herramienta principal para inscribir tanto el lenguaje como el sistema de símbolos, lo que daba lugar a cortes rectilíneos ya que las curvas eran más difíciles de ejecutar. La imposición del cristianismo occidental suprimió este sistema de codificación, pero la gente común perpetuó con gran riesgo las antiguas tradiciones.
El protestantismo se arraigó con fuerza en Hungría tras su aparición, y cuando la monarquía católica de los Habsburgo se alineó con la Contra Reforma, el calvinismo pasó a tener el carácter de oposición. Identificarse con la fe era reformada era tomar una posición política.
El calvinismo eliminó de sus iglesias las escultura y representaciones figurativas. Para poder concentrarse en la palabra de Dios, las plantas se hicieron más pequeñas, mas anchas y menos longitudinales.
La iglesia que en 1911 construyó Aladár Árkay en el exclusivo barrio de villas burguesas cercano al parque recupera todos estas ideas arquitectónicas y los motivos folk del primer cristianismo transilvano (y finlandés), pero reelaborados en clave modernista. El abstracto collage de cerámicas blancas, doradas y negras de la fachada remite a trabajos de Otto Wagner y anticipa el interior amarillo cremoso, pleno de detalles decorativos. Es una construcción radicalmente moderna por su estructura de concreto a la vista. Pero refinada y sugerente, lejos del historicismo que domina en Pest.
Vimos esta iglesia en nuestro viaje a Budapest.