
01/04/2025
Relato Salto del Angel
Marzo 29 2025
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Esta fue una caminata de retos y aprendizajes, de lo que se debe y lo que no se debe hacer.
Iniciando la escalada, desde Ivone, después de cruzar el río Pance , una de las caminantes, que hacía parte de un grupo de cinco jóvenes cuyas edades sumarían 100 años, mostró signos de franco cansancio decidiendo que se devolvía . Nos llamó la atención el generoso acuerdo de sus cuatro compañeros de volverse con ella y junto con Juan David emprendieron el regreso. Encomiable acto de solidaridad, valor a tener en cuenta siempre en los caminos. El mismo con que fue atendida , por Juan y Viviana , otra compañera en el regreso, que bajó con su tobillo vendado por lesión.
Aunque era mi segundo ascenso al Salto del Angel, fue como si fuera el primero, como los buenos libros o las buenas películas que nutren cada vez más.
Había llovido la noche anterior y aunque no era pantanoso sí estaba resbaladizo el terracota suelo, lomudo y ahuecado.
El día despejado nos regaló Pico'e Loro y una panorámica digna de Cali. Los trinos nos llamaban y buscando sus aves , solo vimos mariposas , juguetonas todas . El sol acariciaba y seguimos el ascenso hasta el abrazo de la vegetación sobre nosotros , allí descendimos agachados en la oscuridad y las raíces fueron pasamanos pero no los espinosos bejucos ; así sentados con una pierna en flexión bajábamos de nivel con la otra totalmente extendida .
Las mujeres eran consentidas por la diligencia de los hombres para pasar el rio y salvar los desniveles pero faltaba la pendiente pared. El lazo permitió a la mayoría llegar hasta el cerco de púas y acostamos la humanidad con la pelvis muy baja para salvar la tela y sobre todo la piel.
Un llanito final nos cumplió la promesa, ahí estaba nuestro Salto del Ángel de los Farallones de Cali porque el del mundo, el más alto, queda en Venezuela, con casi un kilómetro de altura.
Escaso de aguas, esta vez, fue la delicia de quienes largamos el niño a que nadara , aunque nadar no se podía.
En todo caso, valió la pena el frío, apapachado por el exquisito café aromatizado de Viviana.
Emprendimos el regreso que, por cuenta propia y temerariamente, haciendo caso omiso de la guía, había tomado un grupo de tres previamente.
Pero como, de todo hay en la viña del Señor , una connacional residente en Australia , descubrió en el camino de regreso, todos los musgos, en las piedras, en los tallos y el sendero , todos los verdes : aplanados, hirsutos, enredados pero de tersura inmarcesible. Vimos líquenes zapotes alumbrando el sendero y flores minúsculas y únicas, imposibles de ver con la prisa . Cierto es que "el verdadero logro es disfrutar del camino " y una vez más, Ángela, estuviste con nosotros en tus guías: Viviana diligente, Dolly fuerza callada, Juan David a la altura de su estatura. ¡GRACIAS !