07/04/2025
Os dejamos una pincelada del pregón tan emotivo con el que nos deleitó el pregonero de la Semana Santa 2025, al que agradecemos enormemente todas y cada una de sus palabras:
"Mi procesión va por dentro, va recorriendo las calles y va recorriendo el tiempo. Bajan desde la iglesia las mujeres en dos filas, velo negro en la cabeza y en la mano blancas velas, con sus lágrimas de cera. Don Florentino dirige la oración y las paradas, y empapa con incienso la noche blanca y cerrada. Al Cristo van custodiando con tricornios de charol, la guardia civil de gala con su divisa de honor. Por detrás viene la banda, su música está presente para aliviar la fatiga de todos los penitentes. Sus marchas procesionales suenan en nuestro oído como preces musicales. Sale Evelio de su casa cuando pasa el Nazareno, para sujetar sus andas con paso firme y sereno. Entra la procesión en una plaza de arena, pasando junto al palacio, donde se estrecha la pena y se dilata el espacio. Enfrente está Rosa Vega que quiere hacerse presente y a su lado, con sus botes y sus tarros, asoman los boticarios. Cruzamos el puente de la zanja y la casa consistorial y al pasar el árbol gordo se inclina con humildad. Doblamos ya la esquinita para subir por la cuesta, donde dignísima aguarda, con un rosario en la mano, la señora Felicísima. Caminando por su calle saludamos a los Palencia, que alegran a Nuestra Señora con su oración y presencia. Las luces de los candiles pintan sombras en las tapias y al fondo huele a rosquillas que Rocha en su horno amasa. A lo lejos se oye un mazo sobre el yunque, con un golpe duro y seco como campanas sin eco, se doma el hierro fundido en la fragua de Emiliano y también la de Garrido. Baja ya la procesión por la calle de Toledo, y por su taller se asoma respetuoso Manolo el zapatero, reza Aurora Cano en su estanco y también Carmina Agüero y en la puerta del comercio Aurelia Pardo de negro, pide algo al Nazareno. Los hombres se arremolinan con la cabeza agachada detrás del Crucificado, unos con paso cansino y otros van más animados. Con respeto y emoción, Noe expresa su devoción. Por la calle Parra subimos con esfuerzo y ánimo, y por su puerta asoma Juan Manuel el veterinario, hombre prudente y sabio. A la Cruz Verde llegan los nazarenos fatigados y serenos, a lo lejos sobresale erguida una chimenea de ladrillo y largo cuello, donde el aceite de Muro brota entre los espartos prietos. En los salones de Úbeda se muestra respeto y se guarda silencio. Bonifacio desde Mañosa, junto a San Blas, agita la boina para saludar. Espera el Chicle en su esquina y se une a un cortejo que lento camina. Don Luis el médico, llegando al templo, se ofrece para sanar los dolores del cuerpo. Y entramos ya en nuestra iglesia con fervor y recogimiento, la Virgen nos ha llevado en volandas y contentos."