08/07/2025
REFLEXIÓN DE UN VECINO
Mazagón: ¿Ciudad sin ley?
Seguro que has oído hablar de la teoría de la ventana rota. Esa idea que dice que si ves una ventana rota y nadie la arregla, pronto habrá más ventanas rotas, más basura, más descuido… y con el tiempo, problemas más graves. Todo empieza con una pequeña señal de abandono, y lo que transmite es claro: “aquí a nadie le importa”.
Ahora mira a tu alrededor. Bolsas de basura fuera del contenedor. Cacas de perro en la acera. Vehículos circulando por donde no deben. Patinetes sin luces o por las aceras. Gente tirando colillas o envoltorios al suelo sin pensarlo. Jóvenes lanzando petardos dentro de las parcelas de viviendas para amedrentar a los vecinos. Y lo más preocupante: nadie lo impide. No hay vigilancia, ni sanciones, ni seguimiento. Los Ayuntamientos de Palos y Moguer, los que deberían estar al tanto, están ausentes. O peor aún, miran hacia otro lado.
El problema no es solo el incivismo de algunos ciudadanos —que lo es—, sino la complicidad pasiva de unas instituciones que no cumplen su parte. Porque cuando quienes deben cuidar lo público no lo hacen, el abandono individual se multiplica. Si nadie limpia a tiempo, si no se controla lo que pasa en las calles, si no se sancionan las infracciones más básicas, el mensaje que se instala es claro: “Haz lo que quieras, aquí no pasa nada”.
Y claro que pasa. Porque donde se tolera lo pequeño, crece lo grande. Donde nadie recoge una c**a de perro, pronto hay cinco. Donde se permite tirar la basura fuera del contenedor o circular sin control, llega el caos. Donde no hay autoridad visible, el respeto desaparece. La ciudad se convierte en tierra de nadie.
Esto no va de vivir en un régimen sancionador. Va de cuidar lo común. Las normas existen para protegernos a todos y permitir una convivencia mínima. Pero si nadie las hace cumplir, si las administraciones no se toman en serio su responsabilidad, cada uno se ocupa solo de lo suyo… y lo demás, que se pudra.
No podemos exigir civismo a vecinos, vecinas y visitantes si desde arriba no se predica con el ejemplo. Una ciudad se construye entre todos: ciudadanos que respetan, sí, pero también instituciones que actúan. Sin esa doble vía, el deterioro es inevitable.
Y sí, todo puede empezar con una simple c**a de perro. Pero también puede empezar con el gesto contrario: con recogerla, con decir algo, con exigir responsabilidad, con demandar vigilancia. Porque vivir en comunidad no debería ser un acto de resignación.
Esta situación de abandono institucional, de dejadez continuada por parte de los ayuntamientos, es un motivo más para reclamar la segregación de Mazagón. Porque un pueblo no puede seguir esperando soluciones de quienes ni están ni se les espera.