LA HISTORIA DE DOÑA LOLA
Doña Lola era mi abuela, la madre de mi padre, una mujer de gran personalidad. La casa, cuyos cimientos y muros son de finales del siglo XIX, fue reconstruida y ampliada tras la Guerra Civil por ella y por mi abuelo. Mi abuela Lola era una enamorada de su casa, de su pueblo y de su comarca y le transmitió a su hijo y a todos sus nietos ese amor. Ciertamente, era algo fácil de conseguir porque tanto la casa como el entorno donde ésta se ubica son excepcionales.
Cuando yo tenía alrededor de 8 años, el antiguo patio de frutales se transformó en un jardín con porche, piscina, césped y una pista de frontón. También entonces se reformó y modernizó una parte de la casa (la cocina, la cámara y los cuartos de baño).
Los elementos de construcción y decoración que adornan Doña Lola le imprimen un carácter único y te transportan a otra época: los maravillosos artesonados de sus techos, sus puertas con preciosas vidrieras, sus lámparas señoriales, sus muebles antiguos, los suelos hidraúlicos y la magnífica escalera.
Mi familia y yo siempre hemos disfrutado de este precioso oasis enclavado en un valle a caballo entre el mar y la montaña, nuestro refugio para fines de semana y vacaciones. Ahora tú, tu familia y amigos podréis también disfrutar de Doña Lola y de todo lo que ofrece la Marina Alta, esta comarca alicantina tan especial. Tu anfitriona es la nieta menor y está dispuesta a facilitar vuestra estancia en todo lo posible para que sea una experiencia inolvidable.