
01/04/2023
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LA PESCA TRADICIONAL DEL PETO. Valle Gran Rey- Gomera.
El Peto, Acanthocybium solandri, es un túnido de la familia Scombridae, a la que pertenecen caballas, melvas, bonitos y demás atunes. Es una especie que vive y se mueve por las aguas marinas entre la superficie y los 200 m. de profundidad (zona epipelágica oceánica y litoral). En las islas Canarias es frecuente en las occidentales donde las aguas son más cálidas, pues es un pez “azul” de distribución tropical y subtropical.
En La Gomera, cuando la mar está en calma a sotavento de los alisios en el sur, se ven con frecuencia incluso en aguas próximas a la costa y muy cerca de la superficie. Los pescadores de Valle Gran Rey los han capturado de forma tradicional con el método de la vara, un palo macizo generalmente de riga de 4 o 5 m de largo, aguzado en la punta donde se amarra un gran anzuelo invertido o se encaja un arpón de 3 a 5 puntas. Tanto anzuelo (antes) o el arpón (actualmente) van cogidos a la punta de la vara de forma débil para que se suelte cuando arponean al peto. El arpón va atado a una cuerda de acero de tres brazas unida luego a una liña más larga hasta el barco, para tirar de la captura.
Esta pesca con vara, requiere una gran habilidad y experiencia, como uno de los pocos pescadores que todavía la practican, como Riquelme en VGRey, y más aún si es un pescador solitario. Cuando se observan los petos moviéndose casi en la superficie, se mantiene el barco a su lado en marcha moderada, el pescador sobre el leito de proa, con una mano dirige el barco, moviendo dos hilos que conectan con el timón, y con la otra mantiene la vara preparada para arponearlo, cuando le busque la vuelta y se acerque a él cortándole el paso.
Una vez arponeado, se suelta la vara que flota en el agua para luego recuperarla, mientras el pescador tira de la liña para subirlo a bordo. Las puntas de los arpones tienen unas barbadas movibles como las de los arpones de pesca submarina, que se abren y el peje no puede escapar. Luego en el barco, con una pequeña manguera se recogen las barbadas para poder sacarles el arpón.
En este día de la foto, el verano del año pasado, había pescado siete petos de un tamaño mediano, una faena propia de un maestro del arte de la pesca, de los pocos que quedan ya en mi pueblo.
Por Juan Montesino Barrera (biólogo)
Informantes: José Mesa Barroso (Pescador jubilado) y Alberto Brito Hernández (catedrático de Biología marina jubilado)
Referencias: Mena, J., Brito, A. et al. 1993. Pesca artesanal del peto, Acanthocybium solandri (Cuvier, 1832), en las islas Canarias. Bol. Inst. Esp. Oceanogr. 9