09/05/2025
*Chaplas y Wawas de Ayacucho*
- El pan que guarda siglos de historia
Dicen que no es tan popular como el *pan francés*, ni tan famoso como *la chabata* o el *pan de yema*. Tampoco la *Wawa Ayacuchana* se luce en las vitrinas como la del Cusco. Pero *quien las prueba… corre el riesgo de enamorarse para siempre*.
La *Chapla Ayacuchana* no nació ayer. Sus raíces se remontan a los *tiempos coloniales, desde el siglo XVII*, cuando las panaderías de Ayacucho, con hornos de barro y recetas heredadas, *crearon un pan pensado para durar, para resistir los largos caminos andinos sin perder su alma*. A diferencia de los panes modernos —suaves, efímeros, pasajeros— *la chapla es firme*, con carácter, *con una textura que le permite mantenerse fresca más de una semana.*
*No se deshace con facilidad. Se mantiene viva, como nuestra cultura.*
Y *nuestra Wawa de Ayacucho… tampoco es cualquier bizcocho*. No es tan suave como la del Cusco, pero esa firmeza encierra historia. *Cada Wawa cuenta un relato. Se elabora con las mismas manos que dan forma a los retablos ayacuchanos*: manos de artistas, de gente que sabe que el arte no solo se mira… también se come.
Porque *la chapla y la wawa no son solo pan, son piezas de nuestro arte culinario.*
Como un retablo, no todos lo tienen. *Solo quien conoce, quien aprecia lo auténtico, sabe lo que se lleva.*
*Quien conoce la Chapla y la Wawa de Ayacucho es un conocedor. Es culto. Es amante del buen arte.*
*No es moda, es herencia. No es pasajero, es eterno.*
Si aún no las has probado, quizá ha llegado tu momento.
Ven. *Descubre un pedazo de Ayacucho en cada bocado.*
Chaplas y Wawas de Ayacucho. Desde el siglo XVII. El arte que se degusta.