
31/08/2025
🔥🚨 Los incendios en León y Asturias arrasan con uno de los tesoros más frágiles de nuestra fauna: el urogallo cantábrico, del que apenas quedan 200 ejemplares. 📉 Su población ha caído un 90% en 50 años y ahora las llamas lo dejan en una situación crítica.
🐺🐻 Especies clave para el equilibrio de los ecosistemas, como el lobo ibérico —ya amenazado por la persecución y la pérdida de hábitat— o el oso pardo, también ven cómo su hogar se convierte en cenizas.
Los expertos alertan: en lugar de protegerlos, algunas políticas agravan la situación con falsas “limpiezas de bosque” que destruyen el hábitat. Perderlos significa perder vida.
Y aquí es clave entender algo: un bosque no es lo mismo que una plantación.
🌳 Un bosque autóctono es un ecosistema vivo: genera biodiversidad, regula el agua, protege el suelo, da refugio a la fauna y amortigua el cambio climático.
🌲 Una plantación, en cambio, es un monocultivo económico (pinos, eucaliptos), muy inflamable, que empobrece el suelo y reduce la biodiversidad.
⚠️ La prevención no puede pagarse con dinero público para beneficio privado.
🌳 Los bosques son patrimonio común: cuidarlos es responsabilidad de todos.
🌲 Las plantaciones son negocios privados: que sus dueños se hagan cargo de mantenerlas seguras y de los riesgos que generan.
💚 Lo común se protege. Lo privado se responsabiliza.
Tras un incendio, la salida no es “replantar cultivos rápidos”, sino:
✅ Favorecer la regeneración natural.
✅ Apostar por especies autóctonas.
✅ Combinar árboles, arbustos y matorral nativo para dar estructura y refugio a la fauna.
✅ Proteger el suelo frente a la erosión y la pérdida de nutrientes.
✅ Involucrar a la comunidad local.
🌎 El futuro no pasa por multiplicar plantaciones inflamables, sino por recuperar bosques autóctonos, guardianes de la vida… para que una mala gestión en pleno siglo XXI no borre la esperanza de especies únicas como el urogallo y el lobo ibérico.